Hay momentos en que los adjetivos no alcanzan. Porque ver a Lionel Messi en la cancha es presenciar una actitud que supera al lenguaje. De hecho, se puede buscar una palabra para definirlo, pero se encuentran varias: maestro, maravilla, prodigio, milagro, fenómeno, grande, sobrenatural, genio, histórico, estrella, eterno, invisible, felino, letal… y siguen firmas. Pero en vez de buscar definirlo, solo pensemos en los motivos que provocan que demos estos calificativos, que hasta pueden resultar excesivos para un chico de solo 23 años que lo único que quiso hacer en el mundo fue patear un balón.
1. Por sus goles. Con el golazo que marcó hoy, Lionel Messi sumó 53 tantos en la temporada e igualó a otra fábrica de anotar como es Cristiano Ronaldo. No solo eso: esta ha sido la duodécima vez que el argentino ve la red, cifra que no se repite en la Champions desde la temporada 2002-2003, cuando Ruud van Nistelrooy lo hizo con la camiseta del Manchester. Ojo: los 12 tantos que anotóMessi es el récord de la Liga de Campeones, pero cuando el torneo se llamaba Copa de Campeones de Europa, José Altafini se apuntó 14 veces en el arco rival.
2. Por sus récords. En todas sus participaciones en la competición, Messi tiene 37 goles, con lo que es el décimo máximo anotador entre los que han participado en torneos de campeones europeos. Hoy le ganó (por segunda vez) al mítico Ferenc Puskas. Ya es una leyenda (y eso que aún está entre nosotros).
3. Por su liderazgo. Para los que hayan dicho alguna vez que es un jugador tibio, hay que pensar en el gol que marcó hoy. Tomó el balón, miró al frente y avanzó un par de metros para lanzar un zurdazo y se fue a celebrar. Su festejo fue el de un león herido: gritó mientras corría a la cámara, tomando su camiseta a la altura del pecho como si quisiera arrancarse el corazón para ofrecerlo a la tribua, y pateó un micrófono, desfogando toda su bronca. Como nunca. Como siempre se le quiere ver.
4. Por su extraño carácter. Messi es un tipo raro. Una nota del diario “El País”reveló hace unas semanas que tiene arranques súbitos de cólera y puede quitarle el habla a todos sus compañeros por una broma. Como un niño. Seguro que luego demuestra que se le ha pasado la cólera regalándole un pase de gol. Un día, dicen, Guardiola lo cambió en un partido y el argentino no fue a entrenar al día siguiente. El asunto no pasó a mayores, pues ‘Lio’ es tan tranquilo que todos pensaban que tenía gripe, o algo así. La cosa es que pese a lo especial que puede ser, no es un divo. Y nunca tiene una palabra de más, excepto por eso de “¡Visca el Barza, visca Catalunya y aguante Argentina la concha de su madre!”, que soltó en una de las tantas celebraciones.
5. Por la magia. Lionel Messi es el mejor de lo mejor, sin dudas. Es la estrella del mejor equipo de la historia y solo le falta confirmar lo que tiene en los pies con un Mundial de fútbol. Ya llegará. Mientras tanto, recuerde los golazos que ha anotado… y piensa en los que anotará, porque todavía le quedan como diez años de fútbol.