El Barça se hizo con su tercera Liga consecutiva tras empatar con el Levante, y sólo queda, mal que me pese como buen madridista, felicitarles. Me permitiré sólo ser un poco quisquilloso: ganar una Liga empatando, en un partido sin grandes aspavientos -que más parecía una partida de ping-pong entre Messi y Caicedo-, desmerece un poco. Pero cuando se suma poco a poco, con constancia y esfuerzo, un equipo puede permitirse estas cosas. Humilde lección.
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